El llamado del
presidente Nicolás Maduro a un nacionalismo que en él se descubre artificial, y
plenamente rebuscado, me hace pensar un poco en las otras “guerras” que ha
batallado con triste desenlace el Jefe del Estado.
Mientras en Miraflores
se “preparan” para la guerra contra los Estados Unido de Norteamérica, podemos recordar que Nicolás viene librando
una “guerra” contra la escasez y el desabastecimiento, donde es evidente su
derrota.
Las colas, la
desaparición de rubros de primera necesidad, de medicinas, de repuestos y de
productos comestibles demuestra que el “guerrero” del bigote está
desarticulado, derrotado y desorientado.
La llamada “Guerra
Económica” la perdió de calle, como decimos en Guamachito.
Cuando abordamos
la otra batalla madurista en contra el hampa, aquí podemos aseverar que el
régimen está en franca retirada.
Muchas de nuestras
comunidades populares están dominadas por la criminalidad desatada, las propias
cárceles no están controladas por el Gobierno sino por los llamados “pranes”,
es decir, las prisiones son territorios hostiles.
Los venezolanos,
sobre todo los que somos padres, sentimos angustia exacerbada y entendible
cuando nuestros hijos salen a la calle,
lo cual se compara con un profundo alivio cuando retornan a casa sanos y
salvos.
Contra la
delincuencia el madurismo perdió, y no fue una derrota pequeña, sino una
aplastante, y las consecuencias la vivimos diariamente en todos los rincones de
nuestra Venezuela.
¡Bueno! Ya vemos
que Nicolás perdió la guerra contra la escasez, porque este mal se va
profundizando constantemente y también contra el hampa, mas no son los únicos
frentes donde el Gobierno ha saboreado la hiel de los reveses.
En el plano
político el Estado venezolano está cada día más arrinconado, con una carencia
total de simpatizantes, debido a que son miles de ciudadanos que se desprenden
del aparato gubernamental y se suman a las filas de la oposición. ¡Amor con
hambre no dura!
Otra de las
derrotas del madurismo estriba en el plano internacional, cada vez son más
tímidas las expresiones de solidaridad de los “compinches” del Gobierno.
Bolivia,
Argentina, Nicaragua y las islas del Caribe, sobre todo Cuba, no se quieren
meter en camisas de once varas, y las opiniones emitidas en “defensa” de la
revolución son cada día más timoratas.
Y entre las capitulaciones
más sonaras está en el área de la corrupción.
El madurismo cae
estrepitosamente ante los descubrimientos de miles de dólares de venezolanos,
vinculados con el Gobierno, en bancos intervenidos en Europa como los casos del
HSBC Holdings y el Andorra.
Lo cierto es que
con tantas derrotas, sin hablar de la antipatriota actitud de su gobierno ante
la insolente y agresiva política expansionista de Guyana en territorio
nacional, surge el régimen hipócritamente
ante los anuncios de Estados Unidos como un seudo-nacionalismo.
Su última derrota
es que ya la mayoría de los venezolanos y del mundo saben que él es un violador
de los Derechos Humanos y la única amenaza que existe en Venezuela.