jueves, 26 de febrero de 2015

Quien quiera escuchar…


Pareciera que al régimen de Nicolás Maduro se le olvido aquello de que “quien tenga oídos que escuche, quien tenga ojos que vea”, debido a que su gobierno no vea el desastre económico, social y político que ha ocasionado y se niega a escuchar los reclamos que el ciudadano de a pie le hacen desde todos los rincones de la nación.

El régimen no comprende que los males que azotan al país nacen de las desacertadas políticas económicas que han impulsado desde Miraflores. Los venezolanos dejamos de vivir para poder sobrevivir en medio de la vorágine política más intensa de la que se tenga memoria.

No obstante ante esto el régimen se hace el ciego y el sordo. Basta con ir a cualquier sector de nuestra Barcelona, o de cualquier otro lugar de Venezuela, para  percibir un abanico de graves y complejos  problemas sociales. La inseguridad, la desnutrición, la falta de servicios de primera necesidad, el desempleo, la escasez, son parte de los problemas que se escuchan en la calle.

Mientras el ciudadano pasa hambre por la inflación y el desabastecimiento los voceros del régimen aparecen en las pantallas de la televisión manejando cifras que la gente no entiende, y no por la complejidad de los anuncios sino por el surrealismo que dibujan las declaraciones oficiales.

A veces solemos preguntarnos frente al televisor ¿en qué país viven la gente del Psuv? ¿Será que ellos no visitan los barrios y las urbanizaciones de clase media? ¿Será que ellos no salen de las refinadas residencias de las zonas más exclusivas donde se han mudado después de 15 años de destruir al país?

Ante esta desconexión entre la cúpula del régimen y lo que está sucediendo aguas abajo en nuestro país podemos afirmar que a Nicolás Maduro se le perdió la brújula, si es que alguna vez la llegó a tener.

La realidad nacional, llena de sinsabores económicos y sociales, se mantendrá igual mientras que el Gobierno no se dé un baño de realidad y de pueblo, porque en este momento en Miraflores viven divorciados de los que acontece día a día en los abastos, supermercados, en las farmacias y en nuestras comunidades populares.

Al régimen no sólo lo abandonó la calle, sino que se divorció plenamente de ésta.

Maduro y compañía no quieren escuchar la calle, niegan la realidad y neciamente tratan de ocultarla debajo de un manto de mentiras difundidas por la red de medios públicos que emplean cual batería propagandística.

Aunque ellos traten de negar lo innegable, mientras ellos busquen desesperados  de tapar el sol con un dedo, el problema se mantendrá y peor aún se extenderá y profundizará, lo cual golpeará aún más fuerte a los venezolanos.

Quien quiera escuchar que oiga, lo que ocurre en Venezuela es que quienes manejan el Estado no quieren escuchar, porque saben que escucharán que “esto no lo aguanta nadie” y que retumbará en sus oídos aquello de: ¡Renuncia Maduro!

 

 

 

 

 

 

jueves, 19 de febrero de 2015

Teoría: Efecto Colas





Imagínense por un instante  a una madre o padre de familia realizando una cola de dos o tres horas para poder hacerse de algún producto de primera necesidad o artículo de uso personal u hogareño en medio del caos de escasez que ha generado el desgobierno.
Véanlo en su mente, allí en medio del sol. Que su imaginación trace la escena de esa persona que puede ser usted, algún familiar o amigo, obsérvelo allí en esa cola, delante de él no menos de unas 50 personas también ansiosos por comprar ese producto, cualquier que le venga a la mente puede ser válido, que le hace falta en su vacía dispensa hogareña.
Esa persona que usted se imaginó tiene pensamientos en la vida real. Mientras pierde tiempo en esa cola kilométrica le vienen a su razonamiento varias inquietudes que le martillan la cabeza sin cesar.
¿Quién hace la tarea con mi hijo cuando estoy en la cola? ¿Quién aconseja a mi hijo cuando estoy en la cola? Y al final he dejado la interrogante más preocupante de todas: ¿Con quién se juntará mi hijo mientras estoy haciendo la cola de la harina, café, leche o mantequilla?
Los efectos de la escasez y el desabastecimiento no sólo dañan el poder adquisitivo del pueblo, no sólo genera un malestar social que va en incremento día a día, sino que a raíz de la realidad económica se obliga a los padres y madres a dedicar más tiempo en la búsqueda de comida, mientras pierde oportunidades para estar en familia.
La escasez, aunque no se diga tanto, perjudica la base de nuestra sociedad, es decir, corroe la estabilidad anímica e interpersonal del núcleo familiar, profundizando un desarraigo de valores, principios y empatía.
Las colas no solo nos hacen más violentos, debido a la frenética búsqueda de alimentos escaseados, sino que además repercute en la articulación y el sano desenvolvimiento familiar.
Sencillamente las colas, como llana expresión tangible del caos económico nacional, son parte de los flagelos que en la sociedad actual atenta contra la organización familiar y el valor de ésta en la construcción de una sociedad más humana, solidaria y activa.
Las autoridades tienen el deber moral y legal de colocarle, como dicen en mi pueblo, “un parao” a esta situación que tiende a incrementarse y a ir carcomiendo las bases mismas de nuestra nación.
El régimen está en la obligación de reactivar el aparato productivo nacional al costo que sea, porque ninguno será más grande que las consecuencias sociales que se están sembrando gracias al desastre ocasionado por las prácticas incorrectas de la administración nacional.
El daño económico es grande, no obstante el daño social es incalculable. Hoy gracias a la escasez, la carencia de empleo, la inflación, el desabastecimiento y la inseguridad, el venezolano ha tenido que tomar actitudes socialmente peligrosas.
Gracias a las erróneas acciones gubernamentales los venezolanos han tenido que tornarse más agresivos en la búsqueda de sobrevivencia, cual ley de la selva.
El pueblo ha tenido que hacer malabares y agotar el tiempo de descanso, formación, recreación y crecimiento familiar para matar tigritos y así hacer rendir el flaco sueldo.
 
 
 
 
 
  
 















viernes, 13 de febrero de 2015

Critican carencia de visión en la conducción de la Alcaldía de Barcelona


Dirigente político asevera que “nuestra ciudad tiene una buena historia y debemos trabajar en función de un futuro mejor”

Nota de prensa (Anzoátegui)-.  El dirigente político Plácido Malavé criticó la carencia de una visión estratégica y clara en la conducción de la Alcaldía de Barcelona y aseveró que a la capital anzoatiguense la llevan al abismo.

“Cuando  nuestra ciudad cumple 377 de fundada el alcalde no presenta ni una sola línea de acción que encamine el desarrollo barcelonés hacia la redefinición y progreso del municipio, desde ningún punto de vista”, precisó.

Malavé manifestó que la gestión municipal carece de planes a medianos y largo plazo y sigue ejerciendo la política de ensayo y error de sus antecesores.

“Es el mismo gobierno, tal vez a diferentes ritmos. No obstante es la misma concepción retrograda de ciudad. El alcalde Martínez no nos habla del futuro, ni siquiera del presente sino que busca regresarnos en el proceso evolutivo”, expuso.

Para el integrante del Congreso Ciudadano, dirigido por María Corina Machado, Barcelona se está profundizando la política de la inercia y la pasividad en la acción pública.

“Estamos estáticos y en ocasiones damos pasos agigantados a etapas ya superadas. El alcalde de la ciudad habla de convertir en Barcelona en una potencia petrolera, cuando uno de los problemas de nuestra sociedad nacional es la dependencia a este recurso no renovable, mientras que existen vías más idóneas para fomentar la transformación barcelonesa”, manifestó.

Explicó que una de las propuesta de municipio que se están manejando es la construcción de una Barcelona ecológica y sustentable con lo cual, agregó, se convertiría el problema de la basura en un activo como se está realizando en ciudades de Europa.

“En medio de la crisis de los precios del petróleo el mandatario barcelonés habla como si el mercado del crudo fuera el de hace un año; desde el Congreso Ciudadano hemos conversado y diseñado propuesta del fomento de la Barcelona turística basándonos en los atractivos históricos, culturales, gastronómicos y naturales del municipio”.

Malavé acotó que otra de los puntos propuestos está centrado en la construcción de la Barcelona agrícola y pecuaria, óptica que plantea  planes de  inversión en los campos del municipio.

“Barcelona tiene una buena historia llena de héroes y hechos que nos enorgullecen, ese pasado tenemos que recordarlo mientras trabajamos por un mejor futuro para todos los barceloneses, con bienestar social, económico y de infraestructura donde cada uno de nuestros ciudadanos tengan trabajo, donde el progreso se sienta en la calidad de vida, y se vea en una redefinición estructural de la ciudad”, proyectó.

 

La salida está en la ciudadanía


Evitemos buscar la salida por los rincones, la salida está en el pueblo.  Sin duda alguna debemos comprender que la solución de nuestros problemas está en nuestras propias manos, se encuentra en el compromiso que asumamos para con la nación y el porvenir de ésta.

La crisis que estamos viviendo en el país es como una tarántula con muchas patas las cuales forman parte de una máquina venenosa. La situación política, económica y social en la cual nos sumergió la inexperiencia, la improvisación y el desdén oficial está llevando a la república hacia un colapso histórico.

De aquí que es vital la acción individual y colectiva de cada uno de los venezolanos en aras de la reconstrucción nacional. No podemos quedarnos viéndonos las caras, tenemos el deber moral de dar los pasos necesarios para alcanzar los objetivos de la refundación democrática del país.

Es nuestra responsabilidad, nuestro deber, aportar la visión de país que poseemos, debemos contribuir con nuestra óptica en la formulación de soluciones concretas a la problemática nacional que nos afecta a todos.

Pasemos definitivamente de la pasividad conformista a la acción decidida. Hoy por hoy tenemos en el Congreso Ciudadano una plataforma ideal, una herramienta que nos permita certeramente la organización ciudadana en aras de la discusión y articulación de esfuerzos para alcanzar las metas necesarias para la Venezuela nueva y democrática.

Siempre he creído y defendido que la ciudadanía organizada es el arma más poderosa de todas para lograr los cambios sociales, económicos y políticos que hacen falta para orientar las acciones del Estado y mejorar, con el cambio de sistema de gobierno, el nivel de vida de todos los venezolanos.

Aquel paternalismo que nos llevó a la quiebra de la voluntad social de nuestro país tiene que ser o mejor debe ser superado de una vez por todas, para así darle paso a un real, sincero y efectivo protagonismo de los ciudadanos venezolanos.

Podemos usar refranes para recrear más el tema: “El que tiene buena voz no manda a cantar a otro” o “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Hagamos el cambio.

La salida a la crisis nacional generada por el madurismo está en el ciudadano de a pie, ese que tiene que madrugar o dormir en las afueras de los centros de expendio de alimentos, está en la ama de casa que tiene que hacer milagros para adquirir los alimentos de su familia.

La salida está en el trabajador que no le alcanza el sueldo, está en el estudiante que ve su futuro peligrando y cada vez más difícil, está en el emprendedor que no puede realizar sus sueños de progreso por las condiciones de inestabilidad que vive Venezuela.

Confiemos en el pueblo. A través de las asambleas de ciudadanos hemos visto como el venezolano quiere cambio y está dispuesto a ser generador de la transformación.

María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma han entendido que la vía, que la salida, está en oír, en interactuar, en colocar al ciudadano en el timón de la renovación del país, lo cual ha generado el pánico en Miraflores y entre los defensores del autoritarismo.